Cuando la cocina trasciende fronteras, no solo se comparten sabores… se comparten recuerdos.
En cada capa de hojaldre de Miguel y su torta, se esconde el sabor de un legado familiar, el amor por la pastelería que ha endulzado generaciones.
El aroma a manteca, el crujir del hojaldre al partirlo, las risas alrededor de la mesa… son sabores que nos identifican, momentos que se vuelven eternos.
Porque no es solo una receta …es una herencia, una forma de decir “aquí estamos” a través del sabor.
En cada bocado hay historia, identidad y el calor de nuestra ciudad y así lo reflejo el chef Gabriel Reusa…







































































