Si uno esfuerza bastante la vista, se divisa a lo lejos el campanario de la remozada Capilla de María Inmaculada, la que a un lado se vio engalanada con un flamante cordón cuneta. Claro, había que inaugurarlo porque mirá si se iba a mostrar esa calle el día de la inauguración del templo.
Tres cuadras más allá como quien sale para El Arañado y a dos cuadras del Parque Álvarez Luque, está el otro Pasaje San José, si es que se le puede llamar pasaje a ese terreno carente de veredas, cordón cuneta y una calle decente. Eso sí, los vecinos pagan como si fuera la también renovada calle Córdoba que está a un año luz de ese lugar.
Durante la anterior gestión supimos describir en ese lugar repleto de agua, a patos silbones, garzas blancas y otras aves retozando entre las ramas de los árboles o nadando en la laguna que se había formado.
Todo sigue igual, pero sin garzas ni patos porque las escasas lluvias secaron el atractivo de la laguna de ese paraíso aunque le dejaron toda clase de caballos y alimañas rastreras que se adivinan en el pastizal, sillas viejas, tachos de pintura y basura inclasificable.
Hace varios años fuimos porque se cayó una señora, hoy otra vez porque otra señora volvió a caerse ahí, donde se adivina la sombra y el paragolpes de un auto. Pasaron más de 3 años de un reclamo y dos de que pasó por ahí en campaña el actual intendente prometiendo cordón cuneta y no sabemos cuántas cosas más.
Y el pasaje sigue igual o peor, ni los pilotos del Dakar se animarían a transitar por ese lugar enclavado entre Pasteur…y la nada.
En fin, el centro está muy lindo pero los vecinos de ese lugar que pagan lo mismo o más por tener un espejo de agua incorporado no tienen la misma suerte.
Como dijo el intendente, San Justo también tiene mar. Le agregamos y San José, laguna seca.
L.A.