Domingo 26, 17.20 hs, Microcentro y Centro Cívico varíllense con una extraña e inédita postal de ocasión. Una ocasión única y quizás imposible de repetirse en el futuro, pero increíblemente real para un sector y horario de domingo impensado de imaginarlo así, totalmente vacío de movimientos.
Por lo general, y máxime en épocas otoñales y primaverales, las tardes domingueras en la ciudad son mucho más activas que, por ejemplo, los sábados vespertinos. Sin mucha siesta luego del largo despertar de la mañana, con infinitos eventos deportivos, culturales, artísticos y hasta familiares. Por tantas y tantas familias que “almuerzan tarde”, esperando en más de una ocasión a sus parientes de distintos puntos de la región, quienes también son parte de su estadía varíllense por extensión hasta la tardecita.
De todo el espectro geográfico de la ciudad, el Microcentro y Centro Cívico suelen regalarnos ese embudo imaginario de una masiva concurrencia desde los barrios, allá por las 16 a 19 y un poco más también. Y de allí la tristeza por esta imagen impensada e inimaginada del domingo anterior, típico de un lugar desolado donde el silencio y el vacío imponen por la fuerza el escenario y sus condiciones. Pero, al fin también, consuelo y agradecimiento por ser el efecto buscado y deseado a partir de la responsabilidad que se nos solicita como partícipes de una sociedad madura para estos críticos momentos a sortear.
Tristeza y Responsabilidad, inevitable doble sentimiento ante la palpable ausencia de vida en día, horario y sectores otrora altamente concurridos y a pura vitalidad.
Tristeza y Responsabilidad, ese extraño mix de estos raros tiempos que, ojalá, pronto solo sean un duro recuerdo de una experiencia inédita que Dios quiera nunca tengamos que repetir.
Fernando Movalli