Lejos parece quedar el querer crónicar el desarrollo de una finalisima en el Futbol Mayor de nuestra región cuando la violencia y la imbecilidad le terminan ganando por goleada a lo deportivo.
Antes del triste epílogo, con suspensión del magro 0 a 0 a escasos segundos de pitarse el final, se jugó un partido chato, de bajísimo nivel y con un fuerte viento que lo complicó aún más.
Lo tuvo Alianza sobre los 5 minutos con un cabezazo de Silvestre y allí nomas, sobre los 9’, se daría un quiebre tempranero del partido ante la expulsión de Villar por un supuesto manotazo en la cara de Pucheta.
Sin embargo y con uno menos, fue el equipo local el que generó las mejores opciones de gol, en especial dos clarísimas de Martelotto que volvieron a convertir en figura al arquero Kratina del visitante. Precisamente, por el lado de Filo, lo tuvo Senn de emboquillado sobre la salida de un desesperado Gola, pero no mucho más.
Despues, una segunda etapa más pareja, algo atractiva y con un par de opciones claras para cada equipo. En especial, una “atropellada” del volante Canario Ambroggio que no ingresó de milagro en el arco albirrojo. Y, cuando no quedaba nada para cumplirse el tiempo adicionado y la ejecución de los penales, llegó esa estúpida barbarie sin el menor de los sentidos dado el contexto. Si fueron o no agresiones a partir del delirio en el intento de festejo de una parte de la hinchada local, quizás nunca lo sabremos. Pero que la imbecilidad pudo más que la excelente organización de los dirigentes locales, de eso no quedaron dudas.
Una bengala, y otra más y otra y otra junto a fogonazos, explosiones y fuegos de artificios hacia todos lados y el descontrol también con réplica en algunos indignados simpatizantes de Filo. No solo por la lesión de su jugador Barrionuevo en su cuero cabelludo, sino por alguna otra de algún menor según trascendidos de la propia Policía. Incluso, entre otras tantas imágenes mas, la quemazón en uno de sus tobillos del colega Romero cuando hacía su trabajo.
Una verdadera pena, que no merecía esa inmensa mayoría que tuvo un comportamiento ejemplar. Para una final tan inédita como histórica en nuestra zona Sur y que, por esas cosas tontas del entorno del futbol, seguramente se terminará resolviendo desde la frialdad de un reglamento y a través de los escritorios.