Son muchas más, pero me quedo o tomo solo las últimas. Preguntas sin respuestas en el marco doloroso de esta Pandemia, también para el deporte.
Respuestas que se suelen ocultar por la relevancia mediática de lo último, de lo más fuerte. Como lo de aquella final de Libertadores del River – Boca en Madrid y por cuyo impacto mundial se terminó soslayando el bochorno que fue para el país aquel tristísimo camino previo hacia la definición.
A nivel mundial, saliendo unos minutos del ámbito deportivo, me pregunto porque no se resalta mucho más el saldo altamente positivo hacia el medio ambiente dado la reducción de actividades. Desde el cerramiento de la capa de ozono o la transparencia de las aguas en Venecia, hasta el regreso de los delfines al Bósforo turco. Quizás, porque destacar esto sería como permitir confirmar el daño que el hombre le sigue generando a un planeta en total indefensión.
En lo nacional, ahora sí en lo deportivo, me pregunto si termina siendo justo el reclamo de muchas “figuras” del fútbol, el básquetbol y de alguna que otra disciplina en exigir el ciento por ciento de sus suculentos salarios en momentos en donde no prestan el servicio contratado. Y donde quedarían entonces el resto de empleados “de esas mismas instituciones” que hoy ni saben si podrán pagarles “algo” de sus remuneraciones. O en lo deportivo, por ejemplo, me pregunto además porque eliminar de cuajo los descensos de la Superliga descartando los válidos promedios actuales. Porque no ser más justos graduándolos con más años en la cuenta matemática, pero que les incluya a muchos estas pobres campañas y no dar lugar a la sospecha de indultos encubiertos.
Me pregunto también porque al igual que la flexibilización de actividades con menos riesgos no se pensó, protocolo mediante, en el comprobado beneficio de la recreación y las actividades físicas individuales. Actividades que ayudarían, y mucho, a recomponer el daño tanto corporal como mental generado por este hacinamiento, e incluso para estar más fuertes y preparados para soportar los embates del Covid 19.
Y no puedo no preguntarme y preguntarles, porque en lo deportivo pareciese que no se va en la misma línea estratégica que en lo comercial, laboral e industrial sugerido por las últimas decisiones. Si, con criterio y sentido común, se habilitaron actividades menos complicadas y riesgosas pero no otras que claramente si lo son, porque no en el ámbito deportivo. Porque no abrir el espacio, con todas las reglas y cuidados necesarios, para que actividades físico – deportivas que “no entrañan riesgos de contactos” como el golf, la caminata, el tenis single, el atletismo individual, el ciclismo o el patín entre otros tengan también su apertura y posibilidad.
Preguntas y más preguntas con escasas o nulas respuestas, más allá del comprobado esfuerzo de las autoridades a todo nivel. Preguntas y más preguntas que, en muchos casos, rozan la injusticia, cierta discriminación y nos retrotraen a las odiosas comparaciones que en estos momentos de alta sensibilidad dañan con mayor profundidad los distintos tipos de relaciones humanas.