A mediados de 1974, el comerciante Rodolfo Micolini junto a otros dos socios, decidieron abrir en la esquina de Olmos y Maipú el bar Bon q´Bon. A un año de la inauguración el lugar fue clausurado y en 1975 Raúl Panero y su padre Américo José (varillenses) decidieron comprarlo y realizar la reapertura manteniendo el mismo nombre.
–.–
El “Bonque”
El año lo recuerdo (1986) porque fue en el que ingresé a trabajar a LV 2, la anécdota también porque el que la protagonizó fue un querido amigo que ya no está y él mismo me la contó. Y a éste no lo nombro pero quienes trabajamos en la radio lo van a “sacar”.
A ciertas horas de la noche, algunos locutores, anche periodistas y operadores dejaban, con la complicidad del empleado de Mesa de Entradas, el edificio de Maipú 166 y se iban a tomar un cafecito o a comer algo al “Bonque”.
En la “Esquina Cuartetera” sonaba a full LV2 a toda hora y los más cancheros—luego me enteré—hasta anunciaban los temas y salían al aire, vía telefónica, desde la misma esquina.
Ese fue el caso de este amigo que supo ser la voz de la campaña de un intendente de Córdoba. Más datos no voy a dar.
Cuando iba terminando el tema, el operador levantaba la cortina musical mientras enganchaba el teléfono y desde el Bonque el locutor anunciaba el tema y como tenía la carpeta en su poder (no había computadoras), pasaba dos o tres avisos y mandaba música de nuevo mientras terminaba su café o su “cena”.
***
Para quienes no conocieron LV2 de calle Maipú, aunque ya lo conté en otras oportunidades, el edificio constaba de un pasillo largo en el que había en sus laterales oficinas, discoteca, sanitarios, Servicio Informativo y al final de todo estaban los estudios.
***
Ocurrió una de esas noches: iba terminando el tema musical, el locutor pidió el teléfono del Bonque (las llamadas se la facturaban con la cena) y dijo:
–Poneme al aire—
__Quién habla?—preguntaron desde el otro lado.
__Dale cul¨***do, poneme al aire, insistió el locutor
Del otro lado vino algún tipo de respuesta y el mozo y los concurrentes al bar vieron cómo el locutor adquiría un fuerte color pálido y salía de raje sin saludar a nadie.
Desde el Informativo quienes estaban tecleando noticias vieron pasar como un bólido a una persona hacia el fondo del pasillo pero nada más. No preguntaron nada porque además estaba en la oficina uno de los directores de la radio y no era cosa de andar averiguando quién era el velocista.
***
–Lo noto agitado– dijo el directivo (conocido por un apodo parecido a un cánido de color verdoso) al locutor.
–Es esta temporada de frío, me tienen mal la gripe y el pucho respondió el aludido que acababa de romper la marca mundial de 100 metros llanos desde el Bonque a la radio para sentarse en su silla.
Jamás pudo homologar su récord, pero conservó su empleo.