La dolorosa derrota en dobles, dejó a la Argentina al borde del abismo y del descenso tan
temido. El que sería el tercer caso en la historia en cuanto al descenso de categoría de un
vigente campeón, como aún lo sigue siendo nuestro país. Una especial circunstancia que solo le
ocurrió a las selecciones de Francia en 1997 y a la de Suecia dos años después y, por ende,
estamos ahí de completar ese fatídico “podio negro” en el raconto histórico de los mundiales de
selecciones.
Una derrota que molestó tanto en lo matemático como en su desarrollo, ya que ni Gonzalez ni
Molteni estuvieron a la altura de las circunstancias. Timoratos, desencajados y ambos
demasiado tensos para servirles en bandeja el triunfo al rival aún después de haber ganado la
primera manga. Un triunfo de la dupla kazaja Khabibulin-Nedovseyov que no admitió
discusiones pero que se les facilitó por el bajísimo nivel de los argentinos. Porque Jugando bien,
mal o regular la dupla local fue mucho más desde la actitud y aún cuando parecía que la cosa se
emparejaba, siempre daba la sensación de que la balanza se inclinaba para ellos. Y así, con el
aliento de su público y el nerviosismo del rival, los kazajos, que no fueron nada del otro mundo,
tomaron más y más confianza hasta definir el pleito en un poco más de tres horas.
Una caída molesta y dolorosa que pone al equipo de Orsanic al borde del abismo y que le tira
una enorme presión al buen presente del “Peque” Schwartzan, quien debe hacer suyo el primer
match del día domingo ante un Kukushkin que ya dio el viernes sobradas muestras de su estirpe
copera. Después, solo después de la hipotética victoria del “Peque”, habrá que jugarle todas las
fichas al “Zurdo” Pella para que en la próxima temporada la casaca albiceleste siga siendo parte del selecto grupo mundial