La totalidad del equipo, más de quince personas, todos juntos en la conferencia de prensa final no pudo disimular tamaña amargura en todos y cada uno de los que tenemos sangre albiceleste por nuestro país. Porque, entina descendió en la Copa Davis. Después de 15 años en el Grupo Mundial, y a menos de diez meses de aquella histórica coronación en Croacia, volvemos a la Zona Americana.
Esa pelota ancha del “Peque” Schwartzman en el tie break final de la tercera manga fue la puñalada final para tanta agonía en el cuarto y definitivo punto de esta Promoción en Astana. Fue la última bola de la selección argentina en el grupo mundial a solo 9 meses y 21 días de haberse coronado Campeón en Zagreb.
Tan cerca y tan lejos entre aquella euforia y esta tristeza infinita que nos parte el alma a cada uno de los muy pocos argentinos que lo vivimos y lo podemos contar.
Imposible no estar apesadumbrado hasta tanto pasen unos días. Imposible porque, sin desmerecer al rival, con un par de tantas ausencias que bien pudieron estar el seleccionado y el país seguirían en el selecto grupo de elite. Berlock, Del Potro, Zeballos y Mayer son demasiados jugadores de vasta experiencia en Copa Davis como para haber venido con un equipo de emergencia a defender el trono y la categoría.
Argentina entró en el dudoso podio negro de las tres selecciones que, luego de coronarse como campeón del mundo, descendieron de categoría. Le había ocurrido al equipo francés en el 97 y a los franceses en el 99 y ahora se suma la celeste y blanca en este nefasto 2017 desde Kazajistán.
Fue, sin dudas, la derrota que más dolió. Por lo inesperada para este año que se suponía de gloria y porque no lo merecía, no de esta manera, todo el esfuerzo y el prestigio internacional alcanzado y sostenido desde hace tantos años. No obstante, habrá que barajar y dar de nuevo, volviendo a conformar un grupo humano con los que hay, los que no estuvieron y los que vendrán a futuro para devolverle al país ese nivel de competencias que nunca debimos dejar que se nos escapara…..