Una vez más, aunque ya no nos sorprenda, la Argentina vuelve a dar muestras de sus ambigüedades y miserias crónicas. Especialmente desde parte, no toda, de una dirigencia con escasa responsabilidad social en momentos en donde se necesita más que nunca todo lo contrario. Y aunque los errores e hipocresías no se dieron solo en lo deportivo, es lo que nos compete y a ello uno se debe referir.
Durante el fin de semana y por estos días, los negociados e intereses particulares siguieron tirando de la cuerda, muy a pesar de estar en juego algo tan delicado como la salud. aún Y más allá de que tampoco se entienda muy bien porque se autorizó tanto la actividad en el deporte motor como en el handball, golf, hockey y box entre otros espectáculos, el fútbol volvió a dar la nota. No ya en lo estrictamente regional, donde sí se actuó con coherencia, sino en lo nacional en donde todavía hoy se duda en parar o no la pelotita. Porque ni si quiera el pesado antecedente de la suspensión de las eliminatorias y la libertadores hizo mella en la conciencia dirigencial de la AFA y Superliga, quienes decidieron seguir adelante con la actividad en todas las categorías profesionales y semiprofesionales del país.
El mundo del revés, una vez más y aunque nos duela, no solo por tratarse del deporte más popular sino, precisamente, por una nueva oportunidad perdida para dar el ejemplo más notorio desde allí. Ejemplo que sí dieron de inmediato otras disciplinas también reconocidas como el básquet, el tenis, el vóley y el mismo rugby que suspendió el choque internacional de los Jaguares con los equipos ya en los vestuarios el sábado anterior.
Pero el fútbol volvió a “mostrar la hilacha” desde una dirigencia que antepone los negociados por sobre todo, incluyendo la salud de sus semejantes. Avalando el siga – siga del show tanto Sergio Marchi desde Agremiados como Nicolás Cocco desde la presidencia de Entrenadores en aras de respaldar al dúo Tapia – Tinelli, ofreciendo una imagen pública grotesca ante la gravedad del Coronavirus. Incluso, y hablando de dirigencias, el innecesario y sorpresivo respaldo del Presidente Fernandez que se contrapuso claramente con otras tantas medidas de muy buen tino tomadas ante este flagelo mundial.
El fútbol, pasión de multitudes, y su interminable laberinto de notorias contradicciones dado que la enorme mayoría de sus actores, como jugadores y técnicos, pedían a gritos que por una vez se actuara con criterio suspendiendo la actividad. Más allá de River y sucierre total del club para agregar otra arista de dis
El fútbol, pasión de multitudes, y su interminable laberinto de notorias contradicciones dado que la enorme mayoría de sus actores, como jugadores y técnicos, pedían a gritos que por una vez se actuara con criterio suspendiendo la actividad. Más allá de River y su cierre total del club para agregar otra arista de discusión a la de por si enrarecida atmósfera del ambiente futbolero.
Fronteras cerradas y educación paralizada pero plena actividad en el fútbol, salvo para los infantiles y juveniles de AFA, como si los profesionales fueran inmunes al flagelo de la enfermedad.
Un país en vilo dentro de un mundo convulsionado por una pandemia que sorpresivamente puso en jaque a algo tan preciado como nuestra salud. Pero también, un país que sigue dándole malamente de vivir a su “mundo del revés”, como es el fútbol, sin ponerle los puntos necesarios para que tanta desidia alguna vez nos deje de doler