Novak Djokovic, número uno del tenis mundial e incluido por los especialistas en el selecto grupo de los deportistas más destacados de todos los tiempos, esta vez la pifio. La tiró fuera del fleje, pero no como un “error forzado” sino adrede, ex profeso.
Hablamos, claro, de su globalizado e inoportuno mensaje “anti vacunas” Covid desde Australia.
No obstante, antes de esta vigente polémica pensaba en otras tantas situaciones históricas, en apariencia similares, y no solo originadas en el ámbito deportivo sino desde cualquier otro lugar. Como por ejemplo lo de aquel extraordinario músico, Bob Marley, cuyo Santuario jamaiquino en su Nine Mile natal pude visitar. Visitar y obviamente comprobar esa cuasi apología del consumo de la Marihuana naturalizado in extremis. En todas sus facetas y a través de personalidades inimaginables, turistas incluidos. Aunque atenuado, es cierto, por la cultura del lugar, el contexto y la lógica estimulación del reggae, su atrapante música blue y rock con sus matices caribeños.
Algo diferente al mundo deportivo en donde, si se quiere, se supone que la sola esencia del mismo debería aportar un permanente mensaje de vida sana, salud y buenos hábitos. Incluso más allá de lo vivido, entre otros, por el mismísimo Maradona con sus tristes historias como adicto, pero sin forzar un mensaje de elogios o consumo hacia la cocaína u otros estupefacientes conocidos.
Diferente lo de Djokovic, muy diferente. Al alzar una bandera de dudoso “mundo libre” desde el pregonar por la no vacunación y con ello dar lugar a una clara apología a través de ese mensaje erróneo.
En primer lugar, porque la vacuna está avalada por la Organización Mundial de la Salud y en segundo término porque ya se ha comprobado su eficiencia. Pero, además, porque se sabe que desde su condición de líder de opinión mundial todo lo que diga o haga se potencia de manera exponencial. Y por ende, una cosa es su convicción y convencimiento, lo cual se debe respetar así no se comparta, pero otra muy distinta el levantar desde su poderosa posición una bandera anti vacunas en detrimento de las pautas aportadas hoy por hoy desde el mundo de la ciencia.
Un mensaje claramente inoportuno y peligroso del gran jugador serbio que, ojalá, pueda revertirlo o aclararlo más temprano que tarde.