Estudiar de grandes para algunos es un tiempo perdido, para otros es una meta a cumplir. Y esta última opción fue la que impulsó a María Alejandra Britos y a Rubén Aguilar a terminar el secundario.
A pesar de los obstáculos y las situaciones que le puso la Vida María fue perseverante. “Tengo 54 años y decidí hacer algo por mí, mi sueño es ser docente de chicos con discapacidad”. Mas allá de las dificultades, no ha bajado los brazos. “Tengo que trabajar, estudiar, mi casa, mis hijos; a veces no te alcanza para comer, pero quiero terminar el secundario”.
Una historia diferente, pero en busca del mismo objetivo es la de Rubén. “Siempre fue una meta a cumplir querer hacer el secundario, me acerqué tímidamente porque ya tengo 55 años y me decidí”. “A esto lo hago para sentirme bien conmigo mismo, no quería que la vida me pase y no tener el secundario”.
“Cada vez que aprendo algo siento que he logrado algo”, cuenta Rubén con orgullo.
¿Se hacen machetes o no los adultos? divertidas respuestas sobre esta situaciones que sabe ser habitual en algunos adolescentes. ¿Volver al aula es volver a ser jóvenes? Tener el titulo en la pared será motivo de meta cumplida para ambos. “Lo que no podemos colgar en la pared es lo que aprendemos, eso nos queda para siempre”, reflexionó el alumno Rubén Aguilar.
El Cenma les dió la posibilidad de cumplir ese sueño, de sentirse realizados y poner todo el esfuerzo para lograrlo. Dicha institución tiene como coordinadoras en nuestra ciudad, a Melina Zabena, Eliana Oberto y a Sonia Juarez. La directora es la profesora Silvia Reziale.