El 8 de Marzo de 1857, un grupo de obreras textiles salió a las calles de Nueva York a reclamar por mejores condiciones laborales. En marzo de 1908 otro grupo de mujeres, también de una fábrica textil, reclamaba igualdad salarial, disminución de la jornada laboral a 10 horas y un tiempo para amamantar a sus hijos. Durante esa huelga, más de 140 mujeres murieron calcinadas en un incendio que se atribuyó al dueño de la fábrica como respuesta a la medida de reclamo.
Fue en 1910, durante la Segunda Conferencia Internacional del Mujeres Trabajadoras celebrada en Dinamarca, cuando más de 100 mujeres aprobaron declarar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Hoy en día las mujeres trabajamos más y por menos dinero que los hombres. La brecha salarial en Argentina ronda el 27 por ciento. Somos mayoría en los índices de trabajo informal y precarización. La división sociosexual del trabajo nos impone destinar el doble de tiempo que nuestros pares varones a las tareas domésticas, no remuneradas.
Es decir, trabajamos más y cobramos menos (o no cobramos en absoluto).
Y por si eso no fuera poco, nos siguen matando. Las desigualdades económicas y sociales están vinculadas a la violencia contra las mujeres, como afirmó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en un informe de 2014, y cuyo extremo más aberrante es el femicidio. En Argentina, muere una mujer cada 30 horas en manos de un femicida.
Por todo eso y mucho más, miles de mujeres en 40 países del mundo, nos unimos en un Paro Internacional de Mujeres sin precedente en la historia. A 160 años de aquella primera unión colectiva en contra de la inequidad laboral basada en el género, la coordinadora Ni Una Menos Las Varillas invita a adherir y solicita:
> A nuestras autoridades: que se priorice la elaboración de leyes e implementación de políticas públicas focalizadas en la capacitación e inserción laboral de mujeres en el trabajo formal y políticas públicas de carácter interinstitucional con el objeto de promover la igualdad real de derechos y oportunidades entre varones y mujeres; que se elaboren estadísticas fidedignas que reflejen el porcentaje de mujeres que se encuentran insertas en el mercado de trabajo formal sobre el total de la población en esa situación, el porcentaje de mujeres que ocupan cargos directivos o de poder en el ámbito público y privado y la brecha salarial existente entre trabajadores de distinto sexo por idéntico trabajo; que se destinen y ejecuten los presupuestos necesarios para poder llevar adelante las políticas previamente mencionadas y se aseguren los espacios de trabajo e infraestructura necesaria para ellos; que se promueva la capacitación a todos los empleados públicos en perspectiva de género.
> A los empresarios/as: que el acceso a los empleos y cargos esté determinado por las capacidades de las personas y no por su género; que revisen sus políticas de contratación de personal, eliminando barreras motivadas en función del género; que garanticen la igualdad salarial por igual puesto de trabajo; que garanticen el respeto hacia las mujeres en sus espacios de trabajo y la eliminación de situaciones de acoso y/o discriminación.
> A las instituciones: que bajo ningún punto de vista la condición de género limite el acceso a cualquier institución así como a sus espacios de decisión y gestión; que se comprometan a incorporar la temática como eje transversal en sus respectivas agendas de trabajo.
> A los/as vecinos/as: que hagamos auto crítica de nuestras propias prácticas; que entre todos y todas podamos reflexionar y crear ámbitos de debate que nos permita revisar conductas aprendidas que sostienen el patriarcado en nuestra comunidad; que seamos tolerantes y respetuosos con los reclamos y luchas de los demás miembros de nuestra sociedad; que entendamos que el movimiento feminista es un movimiento superador de igualdad y liberación, y no la simple contracara del machismo; que repensemos nuestras prácticas cotidianas a fin de detectar y erradicar el sexismo en todas sus expresiones. Que seamos los principales garantes de la igualdad de derechos y oportunidades, y del respeto que nos merecemos mas allá de nuestro género y orientación sexual.