¿Cuantas veces habremos escuchado aquello de que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”? Seguramente muchas y, más allá de la veracidad o simple metáfora de dicha reflexión, está comprobado que se suele dar en muchos casos y en todo orden de la vida. Y parece, en el ámbito del fútbol de nuestra liga regional, que ello se ha repetido si recordamos lo acontecido en la temporada pasada.
Porque el año anterior, ante una solicitud similar de algunos pocos dirigentes y entrenadores, se tuvo que suspender una fecha por el festejo del día del padre y, obvio, luego se lo extendió al día de la madre también. Después, algunas “muy poquitas lluvias” sobre el final de la temporada ayudaron a que el torneo no pasase al otro año, aunque la final se tuvo que jugar en las puertas mismas de la Navidad.
Asimismo, para muchos jugadores, cuerpos técnicos y especialmente dirigentes, esto no solo los agotó física y mentalmente sino que también les pegó en el aspecto anímico. Porque ni siquiera se tuvo tiempo del necesario y vital “recargue de pilas” para tempranito, muy tempranito en Enero tener que volver a trabajar para la inminente pretemporada y la cercana competición. Mientras tanto, todo el resto de ligas que circundan a la regional pudieron terminar en tiempo y forma a mediados de Noviembre, preparar las canchas con tranquilidad junto a las pretemporadas e incluso en algunos casos llegar con descanso a disputar el Provincial.
Son esas mismas ligas que, obviamente, este domingo jugaron con normalidad al igual que lo harán para el día de la madre en Octubre. Es más, por allí sí se plantearon el hecho de cancelar la fecha en coincidencia con el día del niño para que los numerosos jóvenes papás jugadores compartan barrileteadas y bicicleteadas con sus chiquitos en dicho día tan o más importante que los otros. Las mismas ligas que en su enorme mayoría seguro sí suspenderán sus fechas para el domingo de Julio cuando se juegue la gran final del Mundial de Rusia.
Entonces, es muy difícil no preguntarse porque nuestra liga, que a mi entender acertó en lo deportivo con la categorización, se vuelve a equivocar al aceptar el mismo pedido erróneo del año anterior. Situación no prevista en el cronograma de disputa y que recién se decidió, otra vez, a escasos días de jugar la fecha próxima desvirtuando el buen andar del certamen y desconcertando a los mismísimos entrenamientos de cada plantel.
O también preguntarse que se decidirá para ese domingo de la final mundial donde el sentido común indica que “allí sí” es inevitable estar ajeno a tamaña definición ecuménica precisamente ….. en fútbol.
El año anterior, al igual que este, todas las ligas vecinas como la Independiente de Oncativo, la Rafaelina vecina a San Francisco, la San Martín pegada a El Fortín o la villamariense, jugaron con normalidad tanto en el día del padre como en el de la madre al igual que la inmensa mayoría de ligas en el país. Por ello, uno pensó que la racionalidad y el buen tino tendrían lugar en la presente temporada, tomándolo como una experiencia errónea respecto a lo acontecido un año atrás. Pero no, no hubo caso y se volvió a tropezar con la misma piedra y, de aquí en más, rogando que al cielo no se le ocurra descargar mucha agua desde Setiembre en adelante.
Un despropósito, aún mayor por su reiteración, en momentos de mayores exigencias desde el Consejo Federal por la inminente reestructuración. Exigencias necesarias para elevar el nivel en todos los sentidos en son de jerarquizar a nuestro fútbol, pero que también requerirá de un mayor empeño dirigencial. Un mayor empeño para los pocos y esforzados dirigentes para los que, entiendo, se imponía el buen juicio de no volver a cometer el mismo error para no chocar con la misma piedra y generar un tropiezo aún mayor.