Salió de su país para recorrer el mundo provisto de unos pocos euros y muchas ganas de conocer el mundo que había visto en imágenes cuando todavía Eslovenia era una parte de la Federación Yugoslava. Tiene 37 años y hace dos que viene bajando en bicicleta por todo el continente americano, desde Canadá a donde llegó en avión y con la intención de arribar (o por lo menos ese era su propósito) hasta Ushuaia.
Nueve mil kilómetros en dos ruedas, más precisamente 8.935 km soportando y disfrutando de todos los climas y conociendo las costumbre de países con idiosincrasias muy distintas a la de los eslavos. Idiosincrasias sajonas y francesas en la parte norteamericana y fundamentalmente latinas y nativas en el resto de su recorrido
Se llama Simón “y nada más”, dice ya que su apellido (Cvencek) es casi impronunciable para quienes hablan con él por estas tierras.
Se maneja con el inglés que aprendió en la escuela y con 20 palabras en español se largó a conocer el resto del continente donde aprendió a hablar casi correctamente
Le gusta la gente de estos lados, más cálida que la de donde proviene, un país con 3 millones de habitantes antes comunistas o socialistas y ahora liberales
Su bicicleta cuenta con todo lo necesario para movilizarse y hace un recorrido irregular “de acuerdo a como sople el viento” todos los días
En la Argentina aprendió a tomar mate (amargo, enfatiza) y supo que en Ushuaia hace muuuucho frio por lo que decidió cambiar su itinerario final en Córdoba y enfilar de nuevo hacia el norte para conocer las Cataratas del Iguazú, Paraguay y Brasil.
Se da a conocer y le dan de comer, casi siempre sin cobrarle un peso, como hizo el propietario de un local ubicado al lado del Teatro Colón. Durmió en el cuartel de bomberos donde seguramente le prepararon una suculenta cena y ya está saliendo para Rafaela donde tiene un contacto.
Compara y se lamenta de que en su país, ahora con predominio capitalista ya no hay la amabilidad y la calidez de la Argentina
Vesele potovanja, Simon, que significa Feliz Viaje
L.A.