Infartante definición en ese increíble tie break del quinto set final. Con Argentina ahí de llevarse el triunfo en esos cuatro, si, cuatro match points a su merced que la devolución de fognini y las voleas de Bolelli no solo levantaron sino que lo pusieron a su favor. Era el momento del zarpazo final para los italianos con Fognini saltando en el “vamos, vamos Argentina”. Y lo lograron por un par de errores groseros de “Charly” Berlocq y otro drive paralelo ejecutado muy de atrás por el “Yacare” Mayer.
Pero allí, precisamente allí en esos yerros que no haría ni por asomo un jugador top ten, es donde hay que rescatar la tremenda garra y corazón del correntino y el de Chascomús, ora vez triunfando en dobles. Por no arrugar en esas tres últimas bolas que quemaban, meterse de lleno en lo que quedaba y gritárselo al banco “azurro” que los tuvo a maltraer. Después claro, de una tremenda definición del “Yaca”, que no le peso la responsabilidad en el 7-6 para pegarle “por la madre” a esa última y comprometida bola y hacer delirar a un estadio que hoy sí lució como lo merecía el campeón.
La historia podrá quizás decir cualquier cosa de Mayer y de Berlocq, pero nunca que no son coperos sino todo lo contrario. “Charly”, con un nivel medio de tenis pero con una garra veterana que asombra al más pintado, aún si es convocado de apuro como en esta serie. Y el “Yaca”, con un tenis exquisito de top ten pero tremendamente irregular donde pifia la pelota más fácil y hace maravillas con la más complicada.
Un dobles de victoria imprescindible que pareció sencillo por aquel tempranero dos – cero del comienzo y que no se terminó perdiendo por esas cosas del deporte y por lo antes dicho de la
comienzo y que no se terminó perdiendo por esas cosas del deporte y por lo antes dicho de la dupla nacional.
Triunfazo, no solo porque todavía parece que se puede, sino porque la manera en que se logró tiene un impacto directo en lo emocional que puede ayudar para el domingo. Un domingo harto complicado, claro está, pero que ahora también le mete presión a los “tanos”, más allá de un público que será masivo y entusiasta para buscar la hazaña de conseguir los dos puntos.
Así es la Copa Davis, única e irrepetible en el mundillo del tenis profesional. Siempre al límite entre la frustración y el éxtasis del triunfo y por eso tan expectante y pasional. Y así pinta este domingo en donde quien se calce la albiceleste para el primer punto dominguero no tendrá margen de error. Quizás juegue “Charly”, pero las más de cuatro horas no es un dato menor para el veterano gladiador que sigue sacando fuerzas extras cuando juega en polvo y de local. Después, solo después de un hipotético triunfo nacional en ese cuarto punto, tendremos el tiempo y la obligación de contemplar y analizar si Orsanic lo pone a Mayer para la batalla final. Por lo pronto, y a falta de las estrellas campeonas en Zagreb, solo nos queda reconocer y aplaudir a “Charly” y el “Yaca” por esa tremenda garra copera del final.