Desde chiquito, Leandro Bolmaro salía en los medios de Las Varillas. En su ciudad se hacían eco de los logros deportivos de este longilíneo atleta que se consagró campeón nacional de hexatlón en los Juegos Evita Sub 14 y alcanzó un quinto puesto sudamericano, y que después se coronó en la Copa Nacional de pruebas combinadas 2015 en octatlón.
Ahora, su nombre aparece en publicaciones que exceden el ejido varillense, y también escapan a cada una de las ocho pruebas que cumplía cuando era una promesa del atletismo.
Leandro ya no reniega con el lanzamiento de jabalina, pero es efectivo cuando tira al aro. Sus saltos no se miden –ni en alto ni en largo– pero sirven para que intercepte un pase, busque un rebote o haga una bandeja; y aunque su velocidad no le sirve para ganar una carrera, es clave en un deporte tan ágil como el básquetbol.
“Cebolla” dejó las pruebas de pista y campo y se pasó definitivamente al parqué después de complementar el atletismo con el básquet, y con la naranja en la mano le va también de maravillas.
A sus 16 años, el base participa junto a otros cuatro extranjeros (es el único argentino) en el Campus de la NBA Top 100 que se desarrolla en Virginia (Estados Unidos), desde el martes y hasta mañana. Los 95 jugadores restantes son los mejores proyectos del básquetbol escolar y universitario estadounidense.“‘Pepe’ Sánchez fue quien empezó con esto, él hizo que me invitaran a este campus”, repasa Bolmaro después de cumplir con un nuevo entrenamiento y antes de comenzar a jugar “un torneo que se arma dividiendo a todos los jugadores en diferentes equipos”.
“Después vienen los playoffs. ¡Está bueno!”, cuenta.
“Espero poder llevarme de acá aprendizaje para luego ponerlo en práctica”, dice “Leo” desde Estados Unidos y confiesa que su anhelo “es poder vivir del básquet”.
“Leo” sabe de lo que habla cuando se trata de aprendizajes. “El atletismo me sirvió muchísimo por el tema de coordinación y estoy feliz por haber hecho eso ya que ahora me siento más cómodo gracias a todo ese entrenamiento”, admite y reflexiona: “El atletismo me había aburrido un poco y el básquet me gustaba y entretenía más. Fue una decisión muy difícil, pero creo que acerté”.
La vidriera
“Cebolla” tiene 16 años y desde los 7 juega al básquetbol en el Club Almafuerte de Las Varillas. El año pasado reforzó a El Ceibo de San Francisco para la disputa del Provincial de Mayores.
Pero fue en un torneo de clubes U15 del que participó con el “Tricolor” varillense donde Leandro comenzó a generar interés puertas afuera de su club.
En ese certamen, que se disputó en 2015 en Cañada de Gómez (Santa Fe) lo vio el exselección argentina Daniel Farabello, uno de los coordinadores regionales del programa de Desarrollo Individual 2018/24 de la Confederación Argentina de Básquetbol. Desde entonces, el teléfono no dejó de sonar en la casa de los Bolmaro y “Leo” llegó a las concentraciones nacionales en el Cenard, que este año se hicieron más asiduas.
En otras selecciones también hizo “pata ancha”: ganó el Provincial Sub 17 con San Francisco y fue distinguido como el jugador más valioso del Torneo Argentino de la misma categoría jugando con la selección de Córdoba.
Bolmaro realizó pruebas en Instituto, San Lorenzo, Obras y Bahía Basket, entre otros clubes. Pero fue la entidad bahiense la que más le convenció y lo tendrá desde fin de año integrando sus filas para disputar la Liga de Desarrollo del básquetbol nacional.
“Opté por Bahía Blanca porque las veces que fui me sentí cómodo y conforme con la situación. Mis papás coincidieron conmigo y elegimos esa opción”, argumenta el base que también se desempeña como escolta en la preselección argentina Sub 17 que se prepara para el Sudamericano de Perú.
Allí, en Bahía Basket, nació el vínculo con Juan Ignacio Sánchez. El exbase de la selección argentina fue clave para que la invitación al campus de la NBA llegue al poder del varillense, que del 4 al 8 de julio participará de otra convocatoria en Bahamas, esta vez organizada por Nike.
A sus 16 años, y mientras disfruta de una experiencia increíble entre los grandes escenarios que ofrece la Universidad de Charlotte –desde el alojamiento hasta el estadio donde se entrenan– el varillense tiene en claro el camino a seguir: “Hay que hacer mucho sacrificio como lo estoy haciendo para luego poder llegar a la NBA, que es mi sueño”.
FUENTE: MUNDO “D”-LA VOZ DEL INTERIOR